Cuento
            Había una vez, un lindo gatito de color naranja y unas rayas marrón oscuro que decoraban su cuerpo. El gatito se llamaba Misu, nombre que eligieron con cariño sus padres. Misu, tenía por costumbre ir a pasear con su familia, paraban a comer cuando mamá lo decía. La familia de Misu, era muy normal. Mamá salía de casa para cazar, papá era el primero en comer, después ella y ya lo que quedaba era para Misu. Este día del que os hablo, mamá estaba muy enfadada y decidieron salir todos juntos para ver porque mamá estaba tan cansada. A lo largo del día pudieron observar cómo mamá iba pendiente de todo, de los árboles, de las sombras, de los manantiales, sin apenas tomarse un respiro para disfrutar del entorno. Cuando mamá vio un pequeño ciervo, se sentó delante de papá y de Misu y les dijo: - ¡Hala! Ahí le tenéis. No hagáis ruido y hoy vosotros preparáis la cena. A ver cómo se os da. Papá y Misu de miraron desconcertados, mamá se había cansado de alimentarles y quería que valorara...